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domingo, 18 de diciembre de 2022

La gestión del agua


  El Catastro del Marqués de la Ensenada nos cita un molino en Helgueras (Val de San Vicente), que a mediados del siglo XVIII tenía "...tres ruedas, muele contodas ha eszepzn dealgun tiempo de Verano quepor escasez de Agua nopuede, yparte  del Ivierno que porlo retirado suele faltarle (...)"  ¿faltarle clientela, tal vez?

  Adivinanza: "Si tengo agua, bebo vino; si no tengo agua, bebo agua". Solución: el molinero. Si no hay agua para el molino, no hay vino para el molinero. Aunque también puede faltar el vino si faltan clientes. Tal vez porque el molino está "retirado" y da pereza acercarse en tiempo lluvioso, y  cuando vuelve a salir el sol se amontona la clientela... o se acercan a otro molino.

  En cualquier caso, que no falte el agua para un mecanismo que, siendo capaz de mover la piedra de moler, "gaste" poca; cuanta menos, mejor, y así poder moler cuando el agua es escasa.

  Y, por otro lado, el agua, hasta cierto punto, se puede "guardar", embalsar.


  El mismo Catastro de Ensenada nos dice que en Azoños (Santa Cruz de Bezana) "(...) solo ay un Molino de represa del agua que lebaxa delos dos arroyos de SanMartin y Culardera qe se halla en el sitio de la Pedrosa, deuna rueda, pues aun que tiene dos, no baja agua necesaria para ellas, y solo muele en tiempo de Imbierno y de avenidas sin que en Verano desde la Primavera hasta que pase el otoño, amenos de quebenga algun Torbellino, muelga cosa alguna (...)"

  "A represa", o "a represadas", solían moler los molinucos. Situados donde las crecidas catastróficas son menos frecuentes, pasan sed en verano; y cuando corre poca agua, se para el molino y se represa el agua hasta que haya suficiente para otra molienda; y así se van haciendo "represadas".

  ¿Solucionados los problemas? Pues no del todo. Pera entenderlo hay que saber algo sobre el mecanismo:

  En 1736, don Pedro Bernardo Villarreal de Bérriz constata la aparición de una novedad que se extiende rápidamente: el molino "de cubo". Pero vayamos por partes:

  Las "canales largas" (fueran o no de madera) venían a ser como arroyos en línea recta desde la antepara hasta la rueda hidráulica, y se basaban en la suposición de que era fundamental la velocidad del agua.

  Las "haceñas o ruedas cerradas" eran ruedas hidráulicas de eje horizontal, y transmitían el movimiento al eje de la muela mediante una "linterna" (hoy la llamaríamos "piñón"). Sus desventajas no son solo las averías, como se dice muy claramente en la página que enlazamos.

  Los molinos que Virrareal de Berriz, en 1736, llama "antiguos" tenían mecanismos (y, por tanto, tipologías), diferentes a las de los molinos "nuevos", que son los que estamos más acostumbrados a ver.


  Fachada trasera del antiguo molino de Zurita (Piélagos). En el muro de la antepara (muy poco profunda) se abren grandes huecos que dejaban pasar el agua hacia el cárcavo (si es que se puede llamar así).


  Detalle del mismo molino, visto desde la fachada delantera. El primero de los arcos corresponde a esta fachada; el segundo, a la fachada trasera; y más allá, el muro de la antepara, con los boquetes desde los que arrancan las canales por las que el agua adquiría velocidad antes de encontrarse con la rueda hidráulica (que, por supuesto, ya ha desaparecido). Aunque las canales están ahora medio tapadas por agua y barro, se comprende la certeza de la afirmación de Villareal de Bérriz: "se han dexado muchos de canales, porque es mucha la agua, que necessitan". De hecho, este molino de Zurita recibía agua del río Pas, y el arroyo en que se sitúa era simplemente la vía de evacuación.


  No debió de ser muy distinto el mecanismo de este antiguo molino de Cades. Está situado al pie de la calcera de la ferrería, muy poco antes de la antepara, junto a lo que debió de ser un rebosadero. Tendría agua abundante cuando  sobrase para el funcionamiento de la ferrería y el molino anexo a ella; y, tal vez ocasionalmente, en los tres meses de verano, en que paraba la ferrería.


  El arco ocupaba todo el ancho de la fachada del antiguo molino de yeso de Villanueva de la Peña. Esta fue la fachada delantera (tapada en parte por una edificación más reciente).


 La fachada posterior del mismo molino, con un arco similar al de la fachada delantera. La calcera ha sido rellenada, pero es fácil imaginar el agua (tomada del río Saja, en este caso) circulando abundantemente por un "cárcavo" amplio y diáfano, bajo un edificio atrevido cuyas fachadas principales se apoyan totalmente en las cuatro robustas esquinas. Otro buen ejemplo de molino "antiguo".


  Pedro Bernardo Villareal de Bérriz conoce bien la hidráulica: lo que importa es la altura del agua, y no el tamaño mayor o menor del recipiente. Este razonamiento supuso una forma nueva de ver las cosas, y una revolución en la técnica molinera. Sin duda, seguirían funcionando los molinos antiguos, y algunos durante mucho tiempo; pero, inexorablemente, irían siendo sustituidos por los molinos "de cubo", en los que el agua sale por saetillos impulsada por la presión que se debe a la altura del agua en el depósito. 


  "Todos se han aplicado a hacer cubos de madera, y aún de piedra", dice Villareal de Bérriz. En la foto vemos el "cubo" del antiguo molino de Las Bárcenas, en Cohicillos (Cartes), visto desde donde estuvo el saetillo (en la pared trasera del cárcavo). Muy pequeño (no más de cuatro o cinco metros cúbicos), pero con una profundidad algo mayor de dos metros; suficiente para que, si se mantiene el nivel del agua, la presión en el saetillo sea la adecuada. O sea, que para el funcionamiento del molino es necesario que el arroyo proporcione una cantidad de agua igual o mayor que el gasto del saetillo. De otro modo, el nivel en el "cubo" bajaría rápidamente y el chorro del saetillo sería incapaz de mover el rodete a la velocidad adecuada.


  La antepara del molino del Palaciuco, en San Felices de Buelna es profunda como un "cubo", pero extensa, para poder almacenar más agua;  responde al modelo que nos encontramos con más frecuencia.
  La altura de la masa de agua, la sección del saetillo, el diámetro del rodete y su velocidad de giro están relacionadas; de modo que entre todas ellas determinan la velocidad de giro de la muela; que no debe pasar de ciertos límites, como hemos visto en una entrada anterior (La sala de molienda). La altura de agua en la antepara, en la mayor parte de los molinos, rondaba los dos metros, o poco más.



  En algunos casos pueden detectarse aún las transformaciones de un molino y de su entorno para gestionar mejor el agua disponible. Este es el caso de la "fabrica de luz" "La Deseada", de Ruente. En esta foto puede verse que para lograr el desnivel adecuado, se excavó el socaz (que, en realidad, es el tramo bajo del Río de La Fuentona), y se defendieron sus márgenes con sendos muros. Se aumentó así el "salto" (la diferencia de altura entre la antepara y la rueda hidráulica), y se transformó un molino "antiguo" en uno "moderno".



  La transformación del propio edificio puede verse en esta fotografía: son visibles los arranques de un arco de sillería cuya cumbre debió de estar a la altura de la parte baja de las ventanas. O sea: la amplia abertura de un cárcavo al nivel del suelo, que sería aproximadamente la del cauce antes de la reforma. Y el nuevo cárcavo, más pequeño, a su vez ha sido empequeñecido por otra reforma más: al transformar el molino en "fábrica de luz" ya no funciona con rodetes, sino con turbinas, y el cárcavo se vuelve innecesario. Ya solo hace falta un hueco para evacuar el agua utilizada.


  Este molino de La Molina (Celucos, Rionansa) tiene poco más de cien años, y funciona con turbinas.


  En este caso, la presencia del cárcavo responde más a la tradición molinera que a una necesidad; el agua circula por conductos cerrados hasta turbinas estancas. Nada de rodetes, ni saetillos, ni fangos.


  Con los "nuevos" materiales de origen industrial, que resisten grandes presiones, es fácil conseguir "saltos" de muchos metros, y, por tanto, grandes presiones. El agua llega a las turbinas por tuberías de pequeña sección, que son claramente visibles en la foto. En este molino, el "salto" (es decir, el desnivel entre la toma de agua de la tubería y la turbina) es de dieciocho metros; con poco gasto de agua, el eje de la turbina girará a gran velocidad. La muela requiere una velocidad de giro mucho menor, que se logra intercalando un engranaje: un piñón en el eje de la de la turbina engrana con la rueda dentada del eje de la muela. Un engranaje más sencillo y, sobre todo, más robusto que las antiguas "linternas". (El listón que vemos sobre la rueda no tiene función alguna).
 
  El mecanismo para controlar la distancia entre las piedras (que puede verse en la fotografía) es idéntico al que vimos en el molino de Beranga, en una "entrada" anterior (Para mover las piedras). En la sala de molienda nada cambia (de hecho, hemos visto la de este molino en la "entrada" correspondiente (La sala de molienda. La nueva tecnología permitió que los molinos llegasen a tener una eficacia y una robustez como nunca antes. Pero también permitió la aparición de nuevos procesos: los de las modernas fábricas de harina.

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