Consideramos en esta entrada los molinos del Río del Escudo aguas abajo de Treceño, hasta la desembocadura en la Ría de San Vicente. Son numerosos e interesantes, y hubo también una ferrería, en Movellán.
En el sitio de La Torre, en Roiz, hubo a mediados del siglo XVIII un molino, que no se conserva. Sí que hay un cauce artificial que, saliendo del río, se dirige hacia la torre, y cerca de ella cambia bruscamente de dirección para ir a desaguar nuevamente al río. No es difícil imaginar que existía una presa que desviaba parte del caudal al cauce, y un molino en el lugar del quiebro. Aunque también es posible que el molino estuviera en uno de los edificios anexos a la torre, y que el tramo final del cauce haya sido cegado y desviado hacia el río para evitar que, durante las crecidas, el agua llegase con ímpetu hasta los edificios.
Hasta hace poco tiempo, en la Torre podían verse dos ruedas de molino; tal vez del que estamos hablando, aunque no podemos asegurarlo.
Un poco más abajo, junto al puente de entrada al lugar de Las Cuevas, vemos la presa y el inicio de la calcera de otro molino.
En la foto aérea de la izquierda vemos claramente un tramo del río (que avanza de Sur a Norte), el puente, y un poco al sur de éste la presa, de la que parte una larga calcera hasta el molino y la vivienda del molinero, y el canal que volvía a desaguar en el río. En la foto de la derecha vemos la situación actual, con una depuradora de aguas residuales al lado mismo del molino.
Vemos aquí la antepara del molino, con las troneras que se corresponden con sus tres ruedas.
El enlosado del suelo de la antepara facilitaba la limpieza del barro y los restos vegetales que pudiera traer el agua, especialmente en las avenidas.
El molino, y, a la izquierda, la casa del molinero.
No hemos podido acceder a la sala de molienda, (IMPORTANTE: véase el comentario, al final de esta entrada) pero es de suponer que se conservan dos de las muelas, porque en el cárcavo pueden verse dos de las ruedas hidráulicas (una de ellas en la foto) con sus mecanismos, todo en acero y, al parecer, en buenas condiciones. La tercera rueda ha sido desmontada, y en la foto vemos la tronera correspondiente, ya sin saetillo.
Tal vez estas ruedas (una piedra volandera y un rodezno de acero) sean las que se han desmontado del molino. El edificio del fondo es la antigua vivienda del molinero. El molino está a la izquierda, fuera de la foto.
Si seguimos aguas abajo, nos encontramos con el llamado Molino Bustillo, muy interesante por diversos conceptos.
En primer lugar, por su presa de hormigón en masa (es decir, sin armar), ahora inutilizada y parcialmente destruída. La fotografía de arriba está tomada en enero de 2019; la de abajo es reciente.
Como es natural, la inutilización de la presa ha modificado también el medio y el paisaje aguas arriba. En las fotografías podemos comparar el aspecto en 2019 y en la actualidad.
La destrucción de la presa no se ha debido a agentes naturales, ni a su vejez. Ha sido destruída por la Confederación Hidrográfica. Un paisaje de agua mansa (tan poco frecuente en Cantabria), ha desaparecido. En las fotografías vemos la presa (antes y ahora) desde aguas arriba.
El tema de la destrucción de presas merece un análisis sosegado, que prometemos abordar más adelante. Pero siguiendo con lo nuestro, encontramos muy cerca de la presa de hormigón una serie de boquetes de sección rectangular, en el lecho rocoso del río. Nos dicen claramente que existió una presa más primitiva con estructura de maderos y, probablemente, reforzada con sedimentos del propio río.
Estos son los restos de la compuerta que regulaba el paso desde la presa hacia el molino. su aspecto "moderno" es compatible con el uso del hormigón; no, desde luego, con la primitiva presa de maderos.
El trazado de la calcera es fácilmente reconocible, y se conserva bastante bien en su tramo final.
La antepara, de construcción cuidada y robusta, muestra tres troneras con tajamares.
La abertura del cárcavo, con un solo arco de medio punto, junto con los tajamares de la antepara, le dan al edificio un inequívoco aspecto "antiguo"; tal vez del siglo XVIII.
Pero el interior del cárcavo da otra impresión. Aunque los ejes son de madera, los rodeznos y los demás mecanismos son de acero, de una apariencia "moderna". La rueda central funcionaba con un mecanismo "de cubo", que viene a ser como una especie de turbina primitiva. Y el techo, ligeramente abovedado y recubierto de ladrillos colocados de plano debe haber sido construido con mortero de cemento, más resistente y fiable que el mortero de cal de la época preindustrial.
La sala de molienda, con tres ruedas. La más cercana, "francesa", moderna; y la más alejada, cubierta por su tambor o guardapolvo, y los restos de otro. Vemos también dos de las tolvas, la cabria con una horquilla articulada, y los mandos de acero de varilla roscada para regular con precisión la distancia entre la piedra volandera y la bajera.
En el exterior del molino nos encontramos con una sorpresa: dos ruedas desechadas, más pequeñas y de peor calidad que las que vimos en la sala de molienda. Un detalle más que nos habla de un molino con una larga historia; que fue renovado en todos sus elementos, excepto en sus cuatro paredes, que son las que le dan un aspecto bastante primitivo.
En su tramo final, el Rio del Escudo sirve de límite entre los términos municipales de Valdáliga y San Vicente de la Barquera. En el lado barquereño, pueblo de El Barcenal y sitio de Bonaco, nos encontramos con otro interesante molino. En las fotos vemos cuatro momentos de su historia más reciente, desde mediados del pasado siglo hasta la actualidad (pero el molino de Bonaco es mucho más antiguo: está citado en el Catastro del Marqués de la Ensenada, de mediados del siglo XVIII).El molino está en el ángulo superior izquierdo de cada foto, y la presa en el inferior derecho. El curso del río (de sur a norte, aproximadamente) podemos seguirlo gracias a los trazos del límite municipal. En una de las fotos pueden verse, a la izquierda de la calcera, los estanques de la época un que hubo una piscifactoría
La presa que vemos actualmente en Bonaco ha sido construida en dos fases, siendo la más moderna la que vemos al fondo. Tal vez fue en su día la respuesta a la erosión de la margen derecha del río.
La parte que vemos a la derecha, al parecer de hormigón en masa y con contrafuertes, es la más antigua. La que vemos a la izquierda, más esbelta, tal vez sea de hormigón armado. Pero la presa de verdad antigua, la que fue del que hacia 1750 llamaban "El Molinón", era de maderos; Encontramos sus señales (similares a las que vimos en el molino Bustillo) en la roca del cauce, unas decenas de metros aguas abajo de la actual presa.
El molino recibe agua desde la presa de hormigón, pero difícilmente podía recibirla cuando funcionaba con la presa de maderos. Nuestra hipótesis es que en tiempo relativamente reciente (tal vez a comienzos del siglo XX) se remodeló todo el conjunto: se construyó la presa de hormigón y se construyó un nuevo molino, probablemente aprovechando las piedras del antiguo; al menos, las de los arcos del cárcavo.
Los mecanismos que pueden verse en el cárcavo son de acero, de apariencia moderna, y parecen estar en buen estado.
En la que fue sala de molienda vemos dos grandes muelas y, entre las dos, uno de los alivios (el otro se puede ver al fondo, medio oculto por la cabria). Detrás de la rueda más cercana vemos la llave con la que se abre o cierra el saetillo que le corresponde. La otra llave es mucho menos evidente: poco más que un gancho casi al nivel del suelo. Los arneros han sido provistos de una tapa para convertirlos en arcones. El conjunto, y sobre todo la cabria de acero, sugiere una relativa modernidad;menos de cien años, seguramente. Evidentemente, echamos en falta el tambor, el castillete, la canaleta y la tolva, aunque el una de las ruedas vemos una hermosa cítola. Con todo, disfrutamos de ver, formando parte del espacio de un alojamiento rural, una sala de molienda limpia y bien cuidada; y lo mismo puede decirse del aspecto externo del molino. Nos parece recomendable visitar el sitio web del Molino de Bonaco, y también las entradas que en nuestro blog dedicamos a la sala de molienda y a los mecanismos para mover las piedras.
La esbelta cítola del Molino de Bonaco, muy desgastada en su parte central. Seguramente la conservaron, ya fuera de uso, simplemente por su belleza.
Aguas abajo de Bonaco, en el sitio de La Gaiona, vemos otro edificio de molino con un pequeño cárcavo que desaguaba directamente al río. La presa era de maderos, como muestran los boquetes en las rocas del cauce, que pueden versa en la parte izquierda de la fotografía. La altura de la presa debía ser considerable: unos tres o cuatro metros.
La boca del cárcavo está construida con piedras sin labrar. También se aprecian en la foto los restos de un intento de taponarlo con una chapa. Este molino, hermano menor de los que hemos descrito antes, desapareció como tal en un tiempo anterior a 1956, sin que nos sea posible precisar más.
Vecinos de El Barcenal nos han hablado de otro molino, aguas abajo de los anteriores, del que al parecer no queda resto alguno.
En su encuentro con la Marisma de Rubín, El Río del Escudo se divide en dos brazos. El principal era el de la derecha hasta que, por la canalización del de la izquierda (el "Río de Peña Candiles"), casi ha desaparecido (aunque sigue marcando el límite municipal).
Y, en la horquilla de los dos brazos, ya en la marisma, cerca de Abaño, vemos (en el centro de la fotografía) los restos de un edificio de buen tamaño y planta cuadrada.
Esta ruina, de tamaño considerable y situada en la marisma, es recordada por los vecinos como una cuadra. A nosotros nos parece, por su situación, que pudo ser antes un molino; aunque hemos de reconocer que no hay a la vista pruebas concluyentes de ello.

































Semanas después de publicar esta "entrada", y gracias a la amabilidad de los trabajadores de la Asociación Saja-Nansa, hemos podido acceder a la sala de molienda del molino de Las Cuevas (Roiz, Valdáliga). Lo que hemos visto justifica por sí solo otra entrada, la 024.
ResponderEliminar