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martes, 19 de noviembre de 2024

Los molinos del Nansa, 6. Hacia Celis.

   Cuando desde Puente Nansa seguimos el curso del río hacia el norte no volvemos a encontrar molinos, o noticia de ellos, hasta las cercanías de Celis. Así, en Las Bárcenas hemos podido ver una larga calcera que lleva desde el pie de una peña, donde sin duda estuvo la presa sobre el Nansa, hasta las pocas piedras de lo que fue molino. Queda, eso sí, la memoria de la gran riada de 1942, que se llevó por delante el edificio del molino y la vida del molinero y la molinera. Entre Las Bárcenas y La Herrería nos dicen que hubo un batán; una pisa, como decimos por aquí. Tal vez sus restos están bajo el edificio de la central hidroeléctrica, en la margen izquierda del río. En La Herrería hubo, efectivamente, una herrería, y nos han mostrado unas escorias usadas como piedras en un muro, y también el recorrido de la calcera (ahora ya allanada), y el lugar en que estuvo el molino: sus cimientos sirven ahora de base a un edificio de bloques prefabricados de hormigón.


  Este pequeño edificio en La Herrería, se construyó sobre los restos del molino; pueden verse en su base, bajo el hormigón.


  Una piedra solera y una volandera de tamaño mediano se apoyan en la base del edificio. Puede verse un resto de la pared de piedra de mampostería sobre la que se apoya el hormigón.

  Pero sin duda lo más interesante lo encontramos en La Molina, y más en concreto, en el arroyo que llaman de la Fábrica. Coexisten a poca distancia el molinuco tradicional, casi diríamos primitivo, y La Fábrica, un moderno molino de turbinas, que fue también "fabrica de luz".


  En el barranco que llaman de la Fábrica, medio escondido ya entre las zarzas que casi lo cubren, este pequeño edificio con tejado a una sola agua fue en otro tiempo un molino de dos ruedas.


  En su parte frontal pueden verse las señales de una dura lucha por la supervivencia: maderas y ladrillos coexisten en la fachada; y la boca del cárcavo está formada por una vigueta prefabricada, apoyada sobre un pilar de ladrillos...


  En el interior del cárcavo la podredumbre ha avanzado de abajo hacia arriba. De los rodeznos, que sin duda fueron de madera, solo quedan los aros perimetrales de acero. Vemos dos troneras, pero no los saetillos, seguramente también de madera. También de madera son los ejes y los restos de los mecanismos que vemos en la parte superior de la foto.


  El madero vertical es el eje o árbol de una de las ruedas. Las maderas que se ven en primer término formaban parte del mecanismo de la llave, con la que se abría o cerraba el paso del agua.


  En contraste con el anterior y en el mismo barranco, unos metros más arriba, La Fabrica fue molino y fabrica de luz. Ambas industrias funcionaban con turbinas independientes.


  El cárcavo se abre al exterior por dos arcos escarzanos. Su interior contrasta enormemente con lo que podríamos ver en un molino tradicional.


  A las turbinas (una de ellas en el centro de la parte inferior de la foto) llegaba el agua por una larga tubería, en la que la altura de la columna de agua era de muchos metros, con lo que la gran presión hidrostática movía muy eficazmente el rotor, con poco gasto de agua. El giro del eje era excesivo para las necesidades de un molino (el giro de una muela genera calor, y si es demasiado rápido puede llegar a tostar la harina). Por eso el giro del eje de la turbina se transmite al eje de la muela reducido mediante el mecanismo de piñón-rueda dentada que puede verse en la fotografía.


El interior nos depara una muy agradable sorpresa: la sala de molienda es el salón de la casa, y se ha conservado tan bien como podemos ver en la fotografía.


  La Fábrica, en el centro de la fotografía, y a su izquierda otros edificios del barrio de La Molina. Buena parte de ellos se construyeron hacia mediados del pasado siglo para albergar a la población reclusa que participaba en la construcción de infraestructuras relacionadas con la compañía hidroeléctrica Saltos del Nansa.

martes, 12 de noviembre de 2024

Los molinos del Nansa, 5. El río Quivierda

   En nuestro mapa mental, solemos situar Cabuérniga en la cuenca del río Saja; pero una parte importante (nada menos que Carmona) se situa en el valle del río Quivierda, que en Puente Nansa se une al río Nansa y, por tanto, pertenece a su cuenca.


  En el mapa real vemos  que el río Quivierda nace en el collado de Monteá, y su recorrido si sitúa en su mayor parte en tierras de Cabuérniga, y solo en su tramo final entra en el municipio de Rionansa. En su curso existieron molinos de los que no quedan restos. Lo mismo ocurre en la canal que atraviesa el barrio de San Pedro, donde hubo un molinuco del que no ha quedado más que el nombre de una finca. Donde sí queda un resto, y muy interesante, es en la Canal de los Congarnos: es el edificio, al sur de Carmona, rotulado en el mapa como Fábrica de electricidad.


  Este pequeño edificio, muy bien conservado en su estructura pero completamente reformado en su interior, albergó a la industria El Cordel, que, además de fábrica de electricidad, era, a la vez, molino.


  El edificio, que actualmente es un alojamiento rural, tiene tres alturas. En el semisótano el agua hacía girar una turbina, y esta, mediante correas, transmitía el movimiento a una dinamo que generaba energía eléctrica, o bien al molino, ambos en el primer piso. Los interesantes detalles del funcionamiento pueden verse en https://maicesdelnansa.blogspot.com/2024/02/una-instalacion-peculiar-en-carmona-la.html


  Sin duda, este debió ser el rodete de la turbina. Actualmente forma parte de la decoración del jardín.


  Al parecer, el molino tenía dos muelas que no podían funcionar a la vez. En el jardín puede verse esta piedra volandera, de buen tamaño y con un picado más bien grosero.

viernes, 8 de noviembre de 2024

Los molinos del Nansa, 4. Hacia Puente Nansa

   Junto al viejo camino que por la margen izquierda sale de Cosío hacia el norte, y ya cerca de Rioseco, encontramos el lugar de Las Fuentes. Allí, al lado del camino pero completamente escondido entre la vegetación, se hallan los restos de un molino. Hubo antiguamente otro más, pero sus ruinas, si es que existen, ya no son reconocibles.


  Del Molino de Las Fuentes queda poco más que el arco del cárcavo. Es de buena piedra de sillería, y ofrece una bella imagen entre la vegetación que le esconde. A pesar de estar junto al camino, tal vez no lo hubiéramos encontrado sin la ayuda de https://www.valledelnansa.org/pdi/el-molino-de-las-fuentes, que ofrece, además, una descripción de la apariencia que debió tener en tiempos. Sin embargo, es obligado señalar que la ubicación, que lo sitúa cerca de Cabrojo,es completamente errónea.


  Al contrario que el de Las Fuentes, el molino de Rioseco se conserva admiráblemente, y nos parece un magnífico ejemplo de conciliación del uso actual y el respeto por el pasado. Lo vemos aquí (en el centro de la foto) con el edificio adosado que forma, junto con el molino propiamente dicho, el conjunto habitable.


  Vemos aquí el aspecto del molino hacia mediados del siglo XX. El agua llegaba por una larga calcera, cuyo tramo final vemos en la parte derecha de la foto.


  La antepara y el tramo final de la calcera, completamente revestidos de piedra, vistos desde el piso alto del molino,presentan este impresionante aspecto. El canal que vemos a la izquierda es el aliviadero.


  La antepara, limitada por una reja, es apenas más ancha que la calcera. A la derecha puede verse parte del tramo final del aliviadero, que antiguamente vertía directamente al río y ahora lo hace a través de un tubo. A la derecha del molino propiamente dicho vemos el edificio que se le adosó para convertir el conjunto en vivienda.


  En estas fotografías aéreas (de los años 80 del pasado siglo y de 2023) podemos ver, a la derecha, el río Nansa que fluye hacia el norte trazando una amplia curva; junto a su margen derecha, la carretera y parte de la localidad de Puente Nansa. Las casas que se ven en el ángulo superior izquierdo de cada foto pertenecen a Rioseco. El molino está hacia el centro de la parte superior de la foto, y son perfectamente visibles los muros de la antepara y del tramo final de  la calcera. El tramo inicial, mucho más largo, discurre entre árboles. En la foto de 2023 se aprecian las construcciones añadidas: para vivienda, al este, y el porche, al oeste.


  Ya no hay presa alguna, pero sí, cerca del inicio de la calcera, el lugar en que sin duda hubo una gran compuerta de madera.


  Después de mover las piedras de moler, el agua salía del cárcavo por este arco, y volvía al río por este canal, también revestido de piedra. A la derecha, en primer término, hay una construcción auxiliar, y detrás puede verse el porche. A la izquierda, la construcción que se ha añadido para completar la vivienda.


  La antigua sala de molienda es ahora el amplio y agradable salón de la vivienda. Las dos grandes ruedas centrales, con todos sus accesorios, se conservan como parte principal de la decoración. A ambos lados había otras dos ruedas más pequeñas, de las que se conservan las bajeras, que quedan al nivel del "suelo" del nivel alto del salón; puede verse una de ellas en la parte derecha de la fotografía. Los arneros han sido transformados en arcones. Todos los elementos eliminados para hacer vivible el salón han sido cuidadosamente almacenados en otro lugar.  El piso alto del molino y la edificación añadida constituyen el resto de la vivienda.


  La maquinaria y los accesorios del molino están cuidadosamente conservados. Solo hay una cabria, que servía a las dos grandes ruedas centrales.


  Las dos ruedas más pequeñas no estaban servidas por cabrias. Esta antigua fotografía nos sugiere que quizá se levantaran con un polipasto de accionamiento manual.


  La tolva, la canaleta y una curiosa cítola, en una de las muelas centrales.

 La visita al molino de Rioseco nos ha permitido disfrutar de la amabilidad de sus dueños, y de la visión de este conjunto tan interesante y bien conservado. Puede encontrarse más información en https://www.valledelnansa.org/pdi/molino-de-rioseco.


  Esta hermosa casa de La Cobertoria, en Puente Nansa, albergó antaño un molino. Hoy es un establecimiento hostelero. Las ruedas del molino, convertidas en mesas, pueden verse delante del edificio.


  Hemos señalado con una flecha la casa del molino en las fotografías aéreas de hacia 1980 (a la izquierda) y 2023 (a la derecha). El río Nansa discurre formando una amplia curva desde el ángulo inferior derecho hacia la parte superior derecha. Puede verse también la carretera que, saliendo de Puente Nansa (a la derecha) se dirige a La Hermida. En la foto de la izquierda puede verse el tramo de la calcera más próximo al molino; el resto está escondido entre los árboles.


  La calcera y el canal de salida han sido allanados, pero aún puede verse el arco del cárcavo.