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martes, 14 de febrero de 2023

Calces y anteparas

  Otra vez parado el molino. La última crecida acumuló un par de troncos en el azud, y ramas y hojarasca en la reja; y eso lo pudieron arreglar Manuel y el Tio Tonio, mientras Catalina se ocupaba de la molienda, que se le acumulaba al trabajo de casa. Pero lo peor es el barro que llegó hasta la antepara y que medio atascaba los saetillos. así que, entre rato y rato de molienda, el Tío Tonio daba toda la llave para que la fuerza del chorro limpiara algo, y así además se fue vaciando la antepara. Y ahora no ha habido otro remedio que vaciarla del todo, cerrando la entrada, y tirar de pala para sacar el fango. Y menos mar que, con el suelo de losa, no es tan difícil, pero aún así. Y luego nos dicen que el que trabaja es el agua, y nos miran mal cuando cobramos la maquila, piensa Manuel.

  Como vimos en la anterior entrada (azudes) ,lo más habitual es que entre el azud y el molino haya una distancia, mayor o menor, en la que el agua discurre por un cauce ( o calce, caz, calcera, acequia...)


  Calce del molino de Yera (Vega de Pas). Desde el azud, el calce tiene una pendiente menor que el río Yera (a la izquierda de la foto), para crear el desnivel necesario para el funcionamiento del molino.


  Los calces pueden medir desde unos pocos metros hasta varios kilómetros; como, por ejemplo, este que, partiendo del puente de Santa Lucía, recorre la llanura de Cabezón de la Sal dando servicio a molinos tan conocidos como el de Carrejo, el Molino de Chocolate, y varios más, antes de volver al Saja al norte de Ontoria. El mapa es de 1937.


    O el calce que vemos en esta foto, que recorre el fondo del valle de Cabuérniga desde Renedo hasta Sopeña


  A veces, el calce era en sí mismo una obra compleja, con tramos excavados y con muros de contención. Como este de Riaño, en la Hermandad de Campoo de Suso.


  O podía pasar bajo pequeños túneles, como el del Molino de Mercadillo, en Liérganes.


  Otras veces era una simple excavación, que, con el tiempo, tiende a borrarse y a ser invadida por la vegetación, como en este molino de La Cueva (Valdáliga).


  Con cierta frecuencia, cuando el calce pierde su función se le hace desaparecer allanando el terreno para facilitar la explotación agrícola o ganadera de las fincas; como, por ejemplo, en este molino de Treceño (Valdáliga).


  También es bastante habitual que en algún punto del calce se coloque una reja para impedir el paso de ramas u otros sólidos más o menos gruesos. Como, por ejemplo, en La Ceña (Novales, Alfoz de Lloredo).


El calce suele ensancharse al llegar al molino, formando la antepara (o balsa, estanque...). Esta es la antepara (vacía) del Molino del Palaciuco, en San Felices de Buelna. Vemos, al fondo de la antepara, la boca por la que el agua pasará al saetillo (como se explica en El cárcavo).


  La antepara suele ser una construcción muy sólida, frecuentemente de piedra de sillería, con un suelo de grandes losas que facilitan la limpieza de los fangos que puedan llegar hasta ella. Esta es la del molino de Vejorís (Toranzo).


  Además de servir de balsa de decantación, la antepara es un reservorio de agua que puede mitigar, hasta cierto punto, la irregularidad de los aportes. Para evitar las pérdidas por filtración, podían calafatearse las juntas entre los sillares, o incluso embetunar toda la superficie. En este caso, en un molino de Cicera (Peñarrubia).


  Cuando el aporte de agua es mayor que el gasto del molino, el agua sube de nivel hasta rebosar por el lugar previsto para ello. A la derecha de la foto podemos ver el rebosadero de la antepara de La Deseada, en Ruente.


  En determinadas circunstancias, los molinos prescinden de la antepara, o la tienen muy pequeña. Es el caso, por ejemplo, de este molinuco de Lafuente (Lamasón), que se surtía de una fuente de origen cárstico, de caudal bastante regular. Podemos ver la pequeñísima antepara (más bien un cubo, véase  La gestión del agua), cubierta con maderos, a la derecha de la foto.


  El agua del molino normalmente volverá al río del que salió por otro cauce: el socaz. En la foto, el socaz de la ferrería y el molino de Cades (Herrerías).

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