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martes, 25 de octubre de 2022

La molienda

 El asunto de este blog son los molinos. De Cantabria, para limitar de algún modo un tema que, aún así, puede que nos venga un poco grande-

  Pero, ¿qué es un molino? Un artefacto para moler, desde luego; pero, intuitivamente, solemos excluir los demasiado pequeños y los demasiado grandes: los domésticos y los industriales. Pero, como iremos viendo, tampoco esos límites están tan claros: hubo molinos de rueda para uso doméstico, y fábricas de harina (que hoy día llamaríamos grandes molinos) que molían con ruedas de piedra.


Sala de molienda del molino llamado "La Fábrica", en Salcedo de Piélagos. Actualmente es un establecimiento hostelero.

  Como las cosas no están tan claras, en este blog limitaremos nuestro interés a los artefactos en que el material se muele entre dos piedras, gracias al giro de una respecto a la otra. Excluimos, así,  las modernas fábricas que muelen entre rodillos de acero, o los molinillos de café, por ejemplo. La parte fundamental de un molino es, para nosotros, una pareja de piedras en forma de disco grueso, o cilindro aplanado; la inferior (o bajera) está fija, y la superior (o volandera), gira gracias a algún mecanismo. La piedra volandera tiene en su centro un agujero cilíndrico por el que entra el material a moler; el giro lo atrapa e impulsa entre las dos piedras, y el material molido sale por la rendija que queda entre ellas, por todo el perímetro.

  ¿Y ya está? Bueno, básicamente sí. Luego están los detalles, que se irán desgranando poco a poco (entrada a entrada) en este blog, y que dan para mucho. Pero, por hoy, sólo un par de cosas más: ¿de dónde sale la energía para mover la piedra volandera? Y, ¿qué se molía en los molinos de Cantabria?


Molino de mano hallado en la excavación arqueológica del asentamiento prerromano de "El Cincho, en Yuso (Santillana del Mar). Fotografía tomada del panel explicativo del yacimiento.

  En los molinos de mano, la piedra volandera se movía "a brazo", con ayuda de un palo hincado en su perímetro. Eran molinos domésticos, de cincuenta o sesenta centímetros de diámetro, como mucho. No hay duda de que se utilizaron en la Cantabria prerromana, y tal vez llegaron hasta mucho más acá.

  Los molinos de sangre funcionaban con la fuerza animal, normalmente de una caballería que daba vueltas alrededor del artefacto, como en las norias. No tengo noticia de ninguno en Cantabria, aunque me caben pocas dudas de que existieron. Asno de molino, andar andar y no adelantar camino, dice el refrán.

  Hubo también, en épocas más o menos cercanas, molinos de motor, que no debieron ser muchos. Está documentado, que yo sepa, el molino de San Antonio, que funcionó durante unos pocos años a mediados del siglo pasado en Cueto (Santander).


Según parece, la zona de Los Molinucos, cerca de Cabo Menor (Santander) debe su nombre a dos molinos de viento que existieron en las cercanías.

  También existieron molinos de viento. Se han documentado  varios; en Santander  (dos en La Atalaya, y otros tantos en Cabo Menor), y en las cercanías de Santoña. Especial mención merece el que hubo en la Sierra del Molino de Viento, entre Arnuero y Meruelo; que, sin duda, estaba activo a comienzas del siglo XIX.

  Pero desde luego los más importantes en nuestra región fueron los molinos hidráulicos, movidos por la fuerza del agua. Y, dentro de ellos, distinguiremos los molinos de marea y diferentes tipos de molinos de río, de los que hubo enorme abundancia.


Molino de marea de Santa Olaja (Arnuero)

  ¿Y qué molían? La inmensa mayoría, la cosecha local de grano (desde el siglo XVII, fundamentalmente maíz), para consumo familiar.



  Pero también hubo molinos que trabajaban grano importado de Castilla, o de otros lugares; abundaron en las cercanías de los puertos principales (Santander, Laredo, Santoña, etc.), o de las vías de penetración desde el Sur (por ejemplo, el Camino Real de Castilla, desde mediados del siglo XVIII).



El que fue "Molino de pimentón", en Bezana

  Pero, además, hubo molinos que trabajaron otras cosas; casi cualquier producto que se pueda moler entre dos piedras: alimentos como el chocolate o el pimentón.


Ruinas del "Molino de chocolate", en Cabezón de la Sal

  O minerales como el yeso, o la baritina...


El "Molino de yeso", en las cercanías de Villanueva de la Peña. Actualmente es un alojamiento rural.

  Además, los ingenios hidráulicos podían cambiar de ramo con cierta facilidad: molinos que se convertían en ferrerías (o viceversa) 


La antigua "Ferrería Mayor de La Magdalena", en LLerana, fue sucesivamente fábrica de chocolate y molino harinero.

  O en batanes, o serrerías, o "fábricas de luz".


"La Deseada", en Ruente, es una "fábrica de luz" que funciona en lo que fue molino harinero.

  O dedicaban el ingenio giratorio a tornear las grandes ruedas de afilar que se usaban antiguamente.


Piedra de afilar, a la puerta de un antiguo molino de Parbayón.

  Cambios que, con frecuencia, dejan su huella en el propio edificio o sus alrededores; o en la toponimia, que, según vamos comprobando, es más fiel que la memoria consciente de la población.


Cerca del nacimiento del Ebro existió un batán que desde entonces da nombre a su zona. Más tarde hubo un molino: el "Molinuco de Batán".




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