Cuando el escalón de entrada a una casa es una vieja piedra de moler, el molino no puede estar lejos. Con mayor razón, si la casa está casi encima de la Canal de La Lastra.
Esta fue, en efecto, la casa del molinero. La habitan sus parientes, que nos han confirmado que el molino, que estaba justo detrás de la casa, se desplomó hace tiempo.
El molino de Santotís estaba junto a una curva cerrada del río Nansa. En la fotografía aérea de 1956-57 lo vemos aún en pie. Es claramente visible el camino de bajada desde el pueblo.
Actualmente, del molino queda poco más que un par de esquinales de lo que fue una pequeña construcción de piedra seca.
El cárcavo se abría a través de una pequeña boca adintelada con una viga que servía de apoyo al muro.
Junto a lo que fue el molino se conservan dos piedras, sin desbastar; piedras de recambio que no llegaron a usarse. No están, en cambio, las piedras que estuvieron en uso; tal vez, recicladas en algún otro molino.
La orilla próxima al molino está protegida por un muro de piedra seca, que se conserva intacto.
Siguiendo el Nansa aguas abajo, cerca de Sarceda, encontramos la Vega del Molino; y, en ella, la ruina de un molino, oculta casi completamente por la vegetación.
Esta es la Canal del Molinuco, en Sarceda, junto al antiguo camino de Santotís. Nos dicen que no había por ahí molino alguno, pero sí que existía a mediados del siglo XVIII, como atestigua el Catastro del Marqués de Ensenada. Los nombres geográficos, esa memoria colectiva más resistente que la suma de memorias individuales...
Y los mapas. El topográfico de 1936 señala un molino en Rozadío, que no recuerdan en el pueblo, y del que no quedan señales...
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