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martes, 17 de diciembre de 2024

Los molinos del Nansa, 8. La Fuente.

   Si en todos los casos nos satisface ver los molinos que sobreviven y sentimos pena por los que se han perdido o se están perdiendo, estas sensaciones son más vivas si cabe en el pueblo de La Fuente; y no solo por lo que se toca, las piedras; sino también por las vivencias, los recuerdos que aún persisten. Lo iremos viendo.

  A mediados del siglo XVIII había, según el Catastro del Marqués de la Ensenada, "onze molinos arineros que muelen con una rrueda sobre el rio que vaja por este lugar"; es decir, el río de La Fuente, o de La Bárcena. Ciertamente, eran muchos para un pueblo que tenía, por entonces, menos de setenta casas. No se conservan todos esos molinos, claro, pero sí un buen número de ellos, en muy diferentes estados de conservación. Además, no todos están sobre el río "que vaja por este lugar"; también sobre sus afluentes: el arroyo Garmasín y el de La Fuente de la LLosa.


  Aguas arriba del pueblo, junto al arroyo Garmasín, están las ruinas de un molino de buen tamaño, tan invadidas por la vegetación que no lo hubiéramos encontrado sin ayuda. Fue Hilario, un vecino del pueblo, quien nos guió hasta él; por aquellos mismos caminos que pisábamos, nos dijo, había ido el molinero, un hombre ciego que se ayudaba con un palo largo como el astil de una rastrilla, y que atendía el molino tanto de día como de noche, que para él eran iguales.


  Todavía se reconoce le lugar en que estuvo la presa (arriba) y una corta calcera (hacia la derecha), que termina en una pequeña antepara, en la parte trasera del molino.


  Desde el interior de la ruina se diferencian claramente el muro de la sala de molienda y el inferior, más grueso, sobre el que sin duda se apoyaba el piso de madera que sostenía las muelas. En el nivel inferior, el arco del cárcavo.


  A pesar de su estado ruinoso, la fachada del molino ofrece esta bella estampa.


  Ya en el pueblo, este molinuco (de La Molinera, o de Bejar) está, hasta donde puede verse, bien conservado. No hemos podido acceder al interior, puesto que nadie en el pueblo tiene la llave.


  El cárcavo se abre al exterior por un arco escarzano, de buena piedra de sillería.


  En el cárcavo, el puente, de madera, y el rodezno, de acero, están en buen estado. Solamente la paleta de cierre del saetillo está inservible.


  La piedra solera está apoyada en maderos y equilibrada con cuñas, también de madera. Todo el conjunto se apoya en lo que parecen trozos de raíles; el aspecto general es sólido y bien conservado. Puede verse más información sobre este molino en https://www.valledelnansa.org/pdi/la-molinera-de-lafuente 


  A poca distancia aguas abajo, y aprovechando las mismas aguas, el molino de Valentín estaba en este grupo de casas. En su trasera pueden verse aún la antepara y parte de la calcera.


  La antepara del Molino de Valentín, pequeña pero profunda, es de buena piedra de sillería.


  También de sillería es la calcera, y sobre ella vemos una rueda de tamaño mediano.


Nada más que esto queda del Molino de Covatos: solo es visible una pared del nivel inferior; en ella se abre el arco del cárcavo, y éste ha sido rellenado. Los vecinos lo recuerdan como un molino de dos piedras. En https://www.valledelnansa.org/pdi/molino-de-covatoscobatos puede verse más información, y de ella se desprende claramente hasta qué punto la destrucción de ls molinos es un peligro real.

  Según nos informan los vecinos, debió haber aguas abajo un segundo molino de Covatos, del que no queda más resto que un montón informe de piedras. 

  La fuente que da nombre al pueblo es una importante surgencia kárstica (La Llosa); de ella surge un arroyo que atraviesa el barrio de la Iglesia y desemboca en el río de La Fuente, o de la Bárcena; y en él se hallan tres molinos. Joaquín, un vecino del mismo barrio, nos guió por ellos. ¡Gracias, Joaquín!


  El primero es el molino que llaman de la Llosa. Es un edificio pequeño, construido en la fuerte pendiente de la orilla del arroyo que se despeña junto a él, y apoyado en un muro de contención que se abre por un arco de medio punto. En el frente del molino, el tejado se prolonga en una tejavana, bajo la que puede verse un viejo tambor o guardapolvo.


  En la fachada posterior está la entrada de agua, con una corta calcera, prácticamente sin antepara. Seguramente, el aporte de la fuente de La Llosa era suficientemente regular como para hacerla innecesaria.


  La boca del cárcavo, que puede verse debajo de la tejavana, se abre bajo un interesante arco llano, sobre el que hay un arco de descarga, todo ello construido con piedras sin desbastar apenas.


  En el interior del cárcavo, parcialmente empalagado de barro, el rodezno y el puente están en buen estado. Desde la tronera debió haber un saetillo, tal vez de madera.


  En el interior están las piedras, de mediano tamaño, y la cabria, aparentemente en buen estado.


  El mecanismo del molino, mediante engranajes y una correa de transmisión, movía también las herramientas de un banco de carpintería, que puede verse aún bajo la tejavana. Hay más información sobre este molino en https://www.valledelnansa.org/pdi/molino-de-la-llosa


  En una vivienda de construcción relativamente moderna, más abajo de la iglesia, puede verse este par de piedras que, al parecer, pertenecieron al molino que acabamos de describir. Son de mediano tamaño, y sin duda se retiraron cuando su desgaste las llevó al final de su vida útil.


  Aguas abajo del molino anterior y el que vemos en la fotografía hubo otro, cuyas ruinas están casi cubiertas por la vegetación; y, ya casi en la desembocadura del arroyo de la Fuente de la Llosa en el río de La Fuente, o de La Bárcena, este tercer molino nos sorprende por la belleza de su estampa; y nos reserva alguna sorpresa más.


  En la parte trasera hay una pequeña antepara, tapada con maderos.


  Desde el pueblo se accede al molino por una empinada cuesta. La hija del último molinero recuerda el trasiego de los sacos de grano y de harina, y también el miedo que pasaba cuando en la oscuridad de la noche tenía que ir a parar el molino... La entrada está en un lateral, protegida por un voladizo.


  Esculpido en el dintel, un dístico nos informa de que este molino fue reedificado en 1862.


  El cárcavo, que se abre por un arco de medio punto, está vacío. Desde su interior vemos la parte de abajo de la piedra solera, más bien pequeña, apoyada sobre maderos y equilibrada con cuñas.


  Pero lo más notable es lo que se encuentra en la sala de molienda: aquí están los mecanismos que echábamos en falta en el cárcavo. Un bello rodezno de acero, y lo demás. El arnero, de obra, como recién encalado. La piedra volandera, girada y colgada de la cabria como para ser picada...


  ...a la izquierda, el árbol, o eje; al fondo, el tambor o guardapolvo...


  ...al fondo, el burro y la tolva. La piedra volandera, como recién picada. En suma: cuando se decidió a parar el molino, el último molinero desmontó y ordenó sus piezas, como quien al llegar la primavera ordena la ropa de invierno en un armario. ¡Qué diferente de los cárcavos con mecanismos podridos, que hemos visto en tantos otros molinos!
  Hay más información sobre este molino en https://www.valledelnansa.org/pdi/molino-de-julio

 Hay una interesante visión del conjunto de La Fuente en http://maicesdelnansa.blogspot.com/2016/10/jornadas-europeas-de-patrimonio-visita.html 


martes, 3 de diciembre de 2024

Los molinos del Nansa, 7. Los ríos Tanea y Lamasón.

   Los ríos Tanea y Lamasón tienen su cabecera en la sierra de Peña Sagra, y buena parte de su recorrido transcurre en despoblado. Solo al llegar a Quintanilla empezamos a encontrar molinos, o restos de ellos; y después, en Cires, Río y Sobrelapeña. Dejamos por ahora los molinos de La Fuente, que merecen un capítulo aparte, que será el próximo.


  Aguas arriba de Quintanilla, en la orilla izquierda del Tanea, puede verse este antiguo molino. A la derecha del edificio del molino podemos ver una larga antepara.


  El edificio del molino está bastante ruinoso. Vemos aquí su frente, con el arco del cárcavo.


  El bello arco del cárcavo, muy rústico, está construido con piedras sin desbastar.


  Ya dentro del pueblo, en la margen derecha del Tanea, encontramos esta curiosa antepara poligonal, construida con buena piedra de sillería. El agua llegaba por el canal que aún puede verse a la izquierda, y los escasos restos del molino están a la derecha. 
  Nos dicen los vecinos que cerca hubo otro molino que se llevó la riada, y del que no quedan restos.


  Aguas abajo, y junto a un alojamiento rural ("El Molinu"), este pequeño edificio fue un molino de dos ruedas. Se le conoce como "molino de Villamolinu", o "el molino de Joaquina", por el nombre de su actual propietaria, hija del último molinero.


  La antepara, cuidadosamente conservada, forma parte del jardín del establecimiento rural. La tronera que puede verse al fondo servía el agua a los dos saetillos del molino.


  El agua llegaba desde la presa por una larga calcera, parte de la cual podemos ver en la foto.


  En el frente del molino puede verse el cárcavo. Su amplia boca está adintelada con una gruesa viga. No están los rodeznos ni los demás mecanismos.


  Nos dice Joaquina que dentro del molino, que utiliza como leñera, se conservan las ruedas. Hay también dos ruedas volanderas convertidas en mesas de jardín; y otra más, que nos dice Joaquina que no llegó a usarse, y que tiene nadrija en herradura, es decir, relativamente moderna. En la fotografía vemos los dos saetillos, que han sido desmontados de su lugar en el cárcavo; son de hierro fundido,  con tapas de lo mismo.


  En la decoración del alojamiento rural hay también recuerdos del molino; por ejemplo, dos cítolas con muestras evidentes de uso, y una paleta para la harina.   Hay más información sobre este molino en https://www.valledelnansa.org/pdi/molino-de-villamolinu


  Justo antes de entrar en Cires, junto a la carretera, una piedra de molino está siendo utilizada para armar un muro. Y junto al río de La Fuente y cubierto de zarzales, en algún lugar que no hemos podido localizar, nos dicen los vecinos que están los restos de un molino.


  Aguas abajo, entre Cires y Río, ya en tierras de éste último pueblo, está este antiguo molino, ahora convertido en cabaña para el ganado. En la foto puede apreciarse, a la izquierda, el canal de desagüe. La calcera ha sido allanada, aunque sobre el terreno puede distinguirse, no sin dificultad, parte de su recorrido.


  Una parte de la pared trasera del molino que al parecer ha sido reconstruida, o, tal vez, reforzada, se apoya sobre el dintel de la entrada de agua. La antepara, si es que existió, ya no es reconocible.


  La boca del antiguo cárcavo, ahora cegada, está adintelada con una viga.


  Aunque el aspecto actual no se diferencia mucho del de cualquier cabaña ganadera, los detalles delatan su pasado como molino.


  Aguas abajo, y ya casi entrando en el pueblo de Río, se encuentra el Molino de la Llosa, con un aspecto muy distinto del anterior.


Es un edificio sólido, cuyas paredes han resistido bien el paso del tiempo. Sobre el dintel todavía se perciben las líneas maestras por las que, en su día, se guió el cantero para grabar la fecha.


  El cárcavo se abre por un bello y sólido arco de medio punto.


  Al fondo del cárcavo, una sola tronera nos indica que en su día fue un molino de una rueda.


  La pequeña sala de molienda está muy desastrada; ya no están las piedras. Se conserva el arnero, y al fondo de la foto puede verse la cabria, desmontada. Hay más información sobre este molino en https://www.valledelnansa.org/pdi/molino-de-la-llosa-de-r%C3%ADo


  En Sobrelapeña, casi en la confluencia del río de La Fuente con el Tanea o Lamasón, encontramos este antiguo molinuco, seguramente de una sola rueda.


  Desde el interior vemos el arco del cárcavo, muy pequeño y hecho con piedras grandes, sin desbastar.


  No es raro ver una cruz en la entrada de un viejo edificio; lo que ya no es tan frecuente es que sean varias las cruces, como vemos en los sillares de la puera de este molino. Hay más información sobre este molino en https://www.valledelnansa.org/pdi/el-molinuco-de-sobrelape%C3%B1a


  Aguas abajo de la confluencia, en una vivienda de fin de semana, una piedra de molino  decora la entrada. Los vecinos de Quintanilla recuerdan que había aquí un molino importante. Hay más información (aunque algo desactualizada) en https://www.valledelnansa.org/pdi/molino-del-llampu