Las pequeñas presas están siendo destruidas intencionadamente y de forma casi sistemática por un organismo del Estado, la Confederación Hidrográfica; en la mayoría de los casos, la población local desconoce el motivo, y, a veces, se opone activamente a ello. En este puntualizando intentamos dejar claro por qué, en nuestra opinión, se dan casos en que la presa, o azud, debería conservarse.
Azud: barrera hecha en los ríos con el fin de facilitar el desvío del caudal para riego u otros usos. Sinónimo: presa.
En nuestro entorno, azud no es una palabra del lenguaje corriente, pero es la que usa la Confederación Hidrográfica, que reserva el término presa para las destinadas a almacenar agua, es decir, las presas de embalse.
Con el término Confederación Hidrográfica nos referimos a la Confederación Hidrográfica del Cantábrico Occidental, cuyo ámbito de actuación comprende Asturias, Cantabria excepto la parte comprendida en la cuenca del Ebro, y pequeñas porciones de Galicia, del País Vasco y de Castilla-León.
Nuestros argumentos y ejemplos se refieren a la porción de Cantabria comprendida en el ámbito de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico Occidental, aunque ocasionalmente ponemos algún ejemplo de la Cantabria del Ebro, que está en el ámbito de otra Confederación.
Hay que saber estas cosas para entender lo que viene a continuación. Y, una vez aclarado, entramos en materia.
1. La continuidad de los ecosistemas fluviales.
Desde el punto de vista ecológico es importante que en los cursos de agua no haya obstáculos que impidan el intercambio, tanto a lo largo de la corriente como entre esta y los ecosistemas vecinos. En su página web https://www.chcantabrico.es/gestion-cuencas/obras-hidraulicas/actuaciones_restauracion_fluvial/mejora-continuidad-fluvial la Confederación Hidrográfica situa brevemente el problema, y habla de la continuidad longitudinal, la conectividad lateral, y la conectividad vertical. Pero en el siguiente epígrafe de la misma página, titulado ¿Qué hace la Confederación Hidrográfica?, ya solo habla de la continuidad longitudinal de los cauces (demolición total o parcial de azudes), y se refiere al Artículo 126 bis del Reglamento del Dominio Público Hidráulico. Dicho artículo, que es fácil de encontrar en https://www.boe.es/buscar/pdf/1986/BOE-A-1986-10638-consolidado.pdf dice, entre otras cosas, que el organismo de cuenca (es decir, la Confederación Hidrográfica) promoverá el respeto a la continuidad longitudinal y lateral de los cauces. Sin embargo, al parecer, la Confederación Hidrográfica solo considera importante, en su página divulgativa, la continuidad longitudinal: la demolición total o parcial de los azudes.

Ruptura de la continuidad lateral: el Río del Escudo, a su paso por Treceño.
Arroyo en Treceño: ruptura de la continuidad vertical, y de la continuidad lateral, seguida de soterramiento... ¿Se puede pedir más?
Y, sin embargo, la continuidad lateral también es importante: la vegetación de ribera estabiliza las orillas. Los cauces naturales contribuyen a atenuar las avenidas. No lo dicen solo los ecologistas; también, en otra de sus páginas divulgativas, la Confederación Hidrográfica: https://www.chcantabrico.es/documents/20143/1076131/CONSERVACION%20CAUCES.pdf
2. Los azudes pueden tener aspectos positivos.
Pero, volviendo a los azudes: es verdad que rompen la continuidad longitudinal, y que su eliminación restaura las condiciones naturales; pero también es cierto que lo natural no siempre es lo preferible; y que existen alternativas que, según en qué casos, pueden ser más adecuadas que la destrucción. Y todo esto hay que verlo más despacio. Veamos, para empezar, lo que dice al respecto el Ministerio de energía, medio ambiente y reto demográfico: https://www.miteco.gob.es/es/agua/temas/delimitacion-y-restauracion-del-dominio-publico-hidraulico/estrategia-nacional-restauracion-rios/seguimiento-e-implantacion/barreras-demolidas-en-2021-en-la-union-europea.html En esta página podemos ver una interesantísima estadística del Nº de barreras demolidas por país en 2021, que se comenta por sí sola; y se hacen algunas afirmaciones que comentamos a continuación.
Cuando estas barreras dejan de ser funcionales, su eliminación contribuye positivamente a la mejora estética de los paisajes fluviales, dice. Y eso, que puede ser cierto en algunos casos, no lo es en otros, y debiera tenerse en cuenta. Para empezar, porque muchas veces los azudes, o pequeñas presas, son un elemento más que contribuye a la belleza de su entorno. Y además, y sobre todo, por los paisajes de aguas remansadas, que son tanto más apreciados cuanto más escasos; como ocurre con frecuencia en Cantabria y otras regiones de relieve montañoso.
Así era el azud del molino Bustillo (Róiz, Valdáliga), antes de su destrucción parcial...

... y este es el paisaje resultante.
El paisaje de aguas remansadas antes de la destrucción de la presa...
... y tal como ha quedado.
Paisajes escasos y muy apreciados en Cantabria tienen como elemento principal las aguas remansadas; tal vez el más conocido es el del entorno del nacimiento del río Ebro, en Fontibre. Pues bien, este bello y sereno paisaje debe la mayor parte de su encanto a la existencia de un azud.
El azud de Fontibre, que remansa el agua del Ebro en su nacimiento.
Fotografías aéreas del nacimiento del Ebro y su entorno en 2023 (izquierda) y 1956-57 (Derecha). El azud desviaba agua para el funcionamiento de un molino, que es el edificio cuadrado que puede verse en la parte inferior derecha de la fotografía de 1956-57. Actualmente sus ruinas están cubiertas de vegetación.
También dice la página del Ministerio que la eliminación de las barreras genera sustanciales beneficios para otras actividades económicas, como la recreativa. Y esta afirmación es, cuando menos, discutible. Precisamente una zona de aguas remansadas puede ser un atractivo más de una zona recreativa.
El principal atractivo del Parque de Camarao, en Villapresente (Reocín) es la lámina de agua represada por un azud, que desde antiguo servía al molino de Santa Isabel, y que ahora sirve a una central hidroeléctrica. Puede verse al fondo la compuerta (cerca del centro de la fotografía). La poca profundidad del agua en los azudes permite la oxigenación, de modo que no se dan las condiciones anóxicas que, por fermentaciones anaerobias, pueden dar lugar a fangos negros y gases malolientes en las presas de embalse de aguas más profundas. Por eso con frecuencia los azudes, más que los embalses, tienen atractivo como zonas recreativas.
Habla después la misma página del Ministerio de la permeabilización de las barreras, que permite que los peces migratorios puedan volver a recolonizar aquellos ríos que una vez quedaron fragmentados. Nuestra opinión es que la permeabilización es, en efecto, una alternativa a la destrucción de los azudes; pero no solo cuando se encuentran en uso, (es decir, cuando siguen proporcionando agua al molino, o a la central hidroeláctrica, o al regadío, etc.), sino también cuando son importantes como rasgos del paisaje, o por algún rasgo ligado a ellos (ecológico, etnográfico, paisajístico, histórico-artístico, etc.), que resultaría menoscabado o destruido con la demolición total o parcial del azud.
3. Recuperar la continuidad de nuestros ríos.
Por ejemplo, que, al contrario de lo que se afirma en el vídeo, y como ya hemos visto antes, los azudes dan lugar a balsas de agua poco profundas, en las que es prácticamente imposible que se den condiciones deficitarias en oxígeno; nosotros no hemos visto ningún caso.
Dice también que a partir de 50 cm. la mayoría de las especies piscícolas mediterráneas no pueden superar el obstáculo. Subrayemos lo de mediterráneas: no es el caso para la mayoría de las especies piscícolas que podemos encontrar en el ámbito de la Cornisa Cantábrica. De hecho, las condiciones naturales de nuestros ríos incluyen obstáculos importantes, que los peces salvan por sus propios medios. Por eso, en barreras de poca altura, como suelen ser los azudes, la permeabilización a veces no es necesaria, y, en cualquier caso, podría lograrse con medios sencillos. Por ejemplo, una simple rampa por la que circularía el caudal de estiaje; con caudales mayores, el agua además desbordaría por encima de la coronación del azud, dando lugar a una bella estampa.
Y también dice:
cuando sea compatible con otros usos del río, la mejor opción es la eliminación del obstáculo. Nosotros añadiríamos: no se trata solo de los usos, sino también de la conservación del ecosistema, del paisaje, del patrimonio etnográfico e histórico artístico, etc.; y añadimos también que no hay que cerrarse de entrada a considerar otras opciones. Y no solo lo decimos nosotros: el
Reglamento del Dominio Público Hidráulico https://www.boe.es/buscar/pdf/1986/BOE-A-1986-10638-consolidado.pdf en su artículo 126 bis, punto 4:
El organismo de cuenca promoverá la eliminación de infraestructuras que, dentro del dominio público hidráulico, se encuentren abandonadas sin cumplir función alguna ligada al aprovechamiento de las aguas, teniendo en consideración la seguridad de las personas y los bienes y valorando el efecto ambiental y económico de cada actuación. Subrayamos:
valorando el efecto ambiental. Que incluye los valores ecológicos, paisajísticos, etnográficos, recreativos, etc.
Y por último, pero no menos importante: lo que no dice el vídeo ¡Recuperemos la continuidad de nuestros ríos!, es que la continuidad lateral es tan importante como la continuidad longitudinal; que los encauzamientos desnaturalizan el río, influyen en la distribución anómala de los sedimentos, trasladan el riesgo de inundaciones aguas abajo, etc. ¡No todos los problemas de continuidad se deben a los azudes!
Y ahora, veamos algunos ejemplos.
El azud del molino de Salces (Hermandad de Campoo de Suso), en el río Ebro, es tan permeable como muchos tramos naturales del propio río.
El azud de Los Molinucos de Dobres, sobre el Río Frío, en Cucayo (Vega de Liébana), construido con grandes bloques y cantos sin labrar; con interés etnográfico, y no más abrupto que muchos tramos del mismo río. ¿Debería ser destruído?
Si se planteara su conservación, este azud necesitaría, como máximo, una rampa con una pendiente algo menor, por donde circulase el agua en los estiajes. Está en el Río de Gandarilla, entre Gandarilla y Hortigal (San Vicente de la Barquera).
La escala truchera del molino de La Vega, en Róiz (Valdáliga). Permeabilidad para los peces.
La presa de Regolgo, en el río Miera, en Liérganes, daba servicio a varios molinos, y ya no está en uso. Es una hermosa muestra de arqueología industrial, y ha sido respetada. A la derecha de la foto, cubierta por una rejilla, hay una escala de peces de dos tramos.
El feo conjunto de la estación de aforo, con escala de peces, que la Confederación Hidrográfica tiene en el río Nansa, en Rábago (Herrerías), al pie de la carretera CA-181. Permeabilidad para los peces, pero no es precisamente una muestra de respeto por el paisaje.
Detalle de la escala de peces de la estación de aforo de Rábago. Nos han dicho que, de paso que la construían, se destruyó totalmente el azud que antaño servía a la ferrería y el molino de Cades. Nosotros no hemos conocido esa presa, pero lo que sí constatamos es que dichos ferrería y molino están documentados desde mediados del siglo XVIII. La decisión de destruir un bien irrecuperable, ¿no hubiera merecido un debate público y profundo?
La presa de Palombera, en el río Nansa, poco más arriba de Rábago (Herrerías), con su escala de peces (a la derecha).
Se suele achacar a la escala de peces de Palombera un fallo de diseño; aunque también podría hablarse de un mal mantenimiento. En la fotografía se aprecia la total imposibilidad de los peces para ascender a la primera artesa, y tampoco lo tienen fácil en sentido descendente. La causa podría ser la erosión causada por el propio río, y no parece difícil de solucionar. Y en cuanto a la invasión de las artesas por la vegetación, solo requiere el mantenimiento adecuado. Por otra parte, para que atrajese de forma efectiva a los peces, el caudal que circula por la escala debería ser significativamente mayor que el que se aprecia en la foto.

La alternativa a la escala de peces es el ascensor de peces, cuyo funcionamiento está así explicado en un panel cerca de la presa. No somos expertos en la materia, pero en principio parece que su funcionamiento requiere un caudal significativamente menor que una escala de peces que funcione correctamente; en periodos de estiaje severo, esta menor pérdida de caudal aprovechable podría ser un motivo importante para la central hidroeléctrica.

Vemos aquí el ascensor de peces, en la parte izquierda de la presa. Más allá de vídeos publicitarios e informaciones superficiales, no hemos podido encontrar estudios sobre la eficacia de este sistema. Es de suponer que no tardaremos en salir de dudas, porque la Confederación Hidrográfica anuncia en su Apéndice I al Programa de Medidas del Plan Hidrológico (página 7) https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/apendice-i-programa-de-medidas-1 que antes de 2028 deberán estar terminados los Estudios de la eficiencia de los dispositivos de paso en obstáculos transversales. Estudios presupuestados en 82.500 euros. Mientras tanto, hacemos nuestras las palabras de la Confederación Hidrográfica: Los pasos en sentido ascendente estarán basados en sistemas de eficacia probada, siendo preferible la construcción de canales laterales o rampas frente a las escalas de artesas sucesivas. (Programa de medidas, 4.1.5.2 D, página 55) https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/programa-de-medidas-4
4. Efectos ambientales en conflicto.
En el fondo, nuestra argumentación acerca de los azudes es muy sencilla: la eliminación de un azud determinado tiene un efecto ambiental positivo, que es la continuidad longitudinal del ecosistema fluvial; pero también puede tener efectos ambientales negativos, si conlleva la eliminación de un ecosistema valioso generado por la propia presencia de la barrera; o de un paisaje especialmente apreciado; o de un rasgo de interés etnográfico o histórico, (que puede ser el propio azud); etc. En tal caso existe un conflicto, y se impone hacer un balance de lo que se gana y lo que se pierde; y solo después se deberá tomar una decisión, que puede ser la destrucción de la barrera, o su conservación acompañada de las mejores medidas correctoras.
- Los objetivos del PHC, como los del PGRI, deben ir en consonancia con los objetivos del resto de estrategias programas y planes sectoriales o transversales que se establezcan a nivel nacional y regional. En los casos en los que puedan presentarse solapamientos, conflictos o incompatibilidades con los objetivos y líneas de actuación de dichas estrategias, planes o programas, deben evaluarse las alternativas de actuación poniendo de manifiesto los posibles problemas detectados y las medidas de coordinación necesarias. (Estudio ambiental estratégico, 4.4, pag. 43) https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/estudio-ambiental-estrategico-1
No podemos estar más de acuerdo.
(El PHC es el Plan Hidrológico del Cantábrico Occidental. El PGRI son los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación).
5. Resolver los conflictos.
Si el conflicto se produce con los objetivos del resto de estrategias programas y planes sectoriales o transversales que se establezcan a nivel nacional y regional, deberá resolverse gracias a la coordinación con los responsables de dichas estrategias programas y planes sectoriales o transversales; es decir, coordinando las políticas (no es lo mismo que el conflicto se plantee directamente entre una medida concreta del Plan Hidrológico y la opinión de la ciudadanía, y a ello nos referiremos más adelante).
- se considera conveniente reforzar la coordinación de políticas y los trabajos para garantizar la compatibilidad de los objetivos establecidos por las normativas en la materia de Aguas y de Patrimonio, en la búsqueda de soluciones que posibiliten la compatibilidad de las diferentes actuaciones medioambientales y la preservación de los valores patrimoniales-históricos de dichos elementos. En esta línea, los bienes de interés patrimonial relacionados con el agua han sido incluidos en el Registro de Zonas Protegidas (RZP) del Plan Hidrológico, de forma que puedan ser claramente identificados y considerados a todos los efectos necesarios. Esta mejora de la coordinación debe permitir abordar, incluso de manera conjunta, proyectos de restauración y puesta en valor de elementos del patrimonio cultural asociado a los cauces de agua (molinos, ferrerías), al mismo tiempo que se restaura y pone en valor su patrimonio natural (permeabilización del azud, restauración de la vegetación de ribera, etc.).
Sobre el papel, todo bien...

Ruinas de la herrería de Cosío: un bien de interés patrimonial relacionado con el agua.
El Registro de zonas protegidas (que es preceptivo) aparece mencionado muchas veces en la documentación del Plan Hidrológico; por ejemplo, en la Memoria, 6, pagina 115 y siguientes
https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/memoria-4 Pero hemos leído atentamente el Registro de Zonas Protegidas (RZP) del Plan Hidrológico
https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/anejo-iv-registro-de-zonas-protegidas-1 y no hemos encontrado en él bienes patrimoniales paisajísticos, ni etnográficos, ni histórico-artísticos... Ni siquiera los
molinos, ferrerías de los que habla el párrafo que citamos. ¿Será que los paisajes, las presas (como la de Regolgo, que hemos citado antes), los molinos, etc. no son
bienes de interés patrimonial relacionados con el agua?
Dicho sea de paso, resulta sorprendente lo de abordar, incluso de manera conjunta, proyectos de restauración y puesta en valor de elementos del patrimonio cultural asociado a los cauces de agua (molinos, ferrerías). Sorprendente, porque, no ya para la restauración, sino simplemente para la conservación y puesta en valor de lo aún existente se podrían estar tomando medidas muy sencillas (como, por ejemplo, la exención del pago por la utilización del agua en determinados casos), y no se están tomando. Pero ese es otro tema importante, y distinto del que nos ocupa, por lo que nos proponemos abordarlo en otro momento, en una entrada específica, otro Puntualizando que dedicaremos a ello en este blog.

La puesta en valor de molinos (como este en Lafuente, Lamasón), además de la conservación de un bien de interés etnográfico y paisajístico, podría constituir un atractivo turístico apreciable; especialmente importante en zonas de economía deprimida y en riesgo de despoblación.
- En el Programa de medidas, 4.1.5.2.D, página 55 https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/programa-de-medidas-4 vuelve a hablarse de la preservación de los valores patrimoniales-históricos de dichos elementos. Y dice que los bienes de interés patrimonial relacionados con el agua han sido incluidos en el RZP del Plan Hidrológico, de forma que puedan ser claramente identificados y considerados a todos los efectos necesarios. Pues sí, opinamos que estaría bien que los bienes de interés patrimonial relacionados con el agua pudieran ser claramente identificados y considerados , pero para eso tendrían que haber sido incluidos en el RZP del Plan Hidrológico, cosa que no se ha hecho, aunque así se diga.
- Y en el mismo Programa de medidas, epígrafe 4.4.1.2.A, página 107, insiste (con errata incluída): Coordinación entre las políticas en materia de aguas y de protección del patrimonio cultural, que permita conciliar de forma plena los objetivos de ambas materias, a través soluciones que garanticen la compatibilidad de las diferentes actuaciones medioambientales y la preservación de los valores patrimoniales-históricos. Los bienes de interés patrimonial relacionados con el agua han sean incluidos en el Registro de Zonas Protegidas.
- Y, sin embargo, en el Apéndice XI.2, epígrafe 3.6, https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/apendice-xi-2-informe-de-respuesta-a-propuestas-observaciones-y-sugerencias-en-relacion-eae se cita un DOCUMENTO AE.06. D.G. de Patrimonio Cultural de la Secretaría General de Cultura de la Xunta de Galicia, que solicita que se recoja el patrimonio cultural y sus áreas de protección (contornos de protección y zonas de amortiguamiento), de modo que las futuras propuestas tengan en consideración estos potenciales impactos ; y se les responde: No se puede recoger todo el inventario, por su extensión. En fin, el primer requisito para resolver conflictos debería ser conocerlos bien..
El tratamiento que en el
Plan Hidrológico se concede al paisaje merece mención aparte; lo trataremos en el punto
9.
6. Y si el conflicto no se ha solucionado antes...
Volviendo a nuestro tema: se destruyen
azudes que, en nuestra opinión, se deberían conservar. O, para ser más exactos: no se conservan algunos que, por sí mismos o por algún rasgo ligado a su existencia, se deberían conservar. Si se tratase solo de nuestra opinión personal, puede que nos callásemos. Pero hay casos en que está claro que es también la opinión de otros muchas personas, que se enteran cuando las excavadoras ya han destruido el
azud, o están en ello. A veces, alguno se salva casi de milagro, cuando su destrucción ya estaba decidida. El de Molledo (que no es más que un ejemplo) debería hacernos pensar.
https://litoralatlantico.blogspot.com/2023/07/salvar-del-derribo-los-azudes.html
7. ¿Quién es responsable?
Por incidentes como el que sirve de ejemplo en el punto anterior, y por otros parecidos, lo cierto es que la Confederación Hidrográfica es vista en muchos casos como un ente extraño y prepotente con objetivos ajenos al bien común (o, al menos, eso es lo que nos ha parecido que opinan muchas de las personas con quienes hemos hablado de estos temas). Y aunque puede haber algo de ello, nuestra opinión es que la realidad es más compleja. Veamos:
En teoría, la coordinación de las Administraciones entre sí y de éstas con los administrados haría imposible que se dieran casos como el que nos sirve de ejemplo en el punto 6. Los vecinos aprecian ese bien; la Administración más cercana (digamos, la Junta Vecinal) lo sabe, y, coordinada con las otras administraciones, promueve su conservación, y, si es posible, su puesta en valor. Además, se daría también, en teoría, la coordinación en sentido descendente: la destrucción del azud es una de las medidas de un Plan Hidrológico en cuya elaboración hay un importante proceso de participación de las Administraciones implicadas y del público, y a lo largo de ese proceso, la ciudadanía se entera. O no. Algo falla...
- Las zonas a proteger deberían haber sido declaradas como tales formalmente; y eso no siempre depende de la Confederación Hidrográfica, sino de otras Administraciones. Por maravilloso que sea un ecosistema, o un paisaje, o cualquier bien patrimonial, la mejor garantía de que figure en el Registro de Zonas Protegidas es que haya una una norma previa que lo proteja; y no siempre las Administraciones competentes están atentas a ello. Por ejemplo: en el territorio asturiano comprendido en la demarcación de esta Confederación Hidrográfica hay 1346,17 Km2 de Paisajes protegidos, distribuídos en 10 espacios (¡y pocos nos parecen!); en Cantabria, ninguno (más allá de que el paisaje resulte beneficiado por figuras de protección de otros bienes: ecosistemas, por ejemplo) (Memoria, 6.2, Tabla 30, página 125). https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/memoria-4 ¿Será que ningún paisaje de Cantabria, como tal, merece protección? ¿ O será que asignar protección a una zona exige algo más que simplemente declararla, y por eso no se hace? Por poner otro ejemplo: vemos en el Registro de zonas protegidas 3.5, página 22, https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/anejo-iv-registro-de-zonas-protegidas-1 que en toda la demarcación de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico Occidental hay una sola masa de agua continental con uso recreativo (en la provincia de Lugo). ¿Cómo se explica? ¿Será porque las aguas de baño obligan a controles de la calidad del agua, y eso cuesta dinero?
- No todos los rasgos que merecen protección están, necesariamente, declarados formalmente; sería casi imposible. Por eso, al elaborar un Plan, se consulta no solo la normativa, sino también a expertos en todos los aspectos que se consideren significativos. Pues bien: en la elaboración del Plan Hidrológico que nos ocupa no aparecen por ninguna parte expertos en paisaje. Es una laguna importante, y más adelante nos extenderemos sobre ello.
- Solemos dar por supuesto que cuando un ente es consultado, responde, y su respuesta es significativa. Pero, ¿siempre ocurre así? En la Integración de aspectos ambientales, Anexo 1 RELACIÓN DE ADMINISTRACIONES PÚBLICAS AFECTADAS Y PERSONAS INTERESADAS CONSULTADAS DURANTE EL PROCEDIMIENTO DE EVALUACIÓN AMBIENTAL ESTRATÉGICA, página 35 y siguientes https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/integracion-aspectos-ambientales-1 nos encontramos con una realidad bien diferente: una gran mayoría no responden. Compárese, también, en el Anexo XI Participación pública, https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/anejo-xi-participacion-publica-1 la Tabla 8. Agentes convocados a los talleres de trabajo relacionados con el proyecto de Plan Hidrológico, (página 21 y siguientes) con la Tabla 9. Agentes asistentes a los talleres relacionados con el proyecto de Plan Hidrológico. De los 284 agentes convocados, asistieron 20. De los Ayuntamientos de Cantabria que fueron convocados (todos menos los de la Cantabria del Ebro), asistió uno solo (el de Suances). Y, claro, cuando faltan las opiniones de quienes más directamente nos representan...
- En cuanto a la participación ciudadana, no puede negarse que en la psicología colectiva existe la tendencia a considerar que todo lo que está bien, seguirá bien, sin que eso exija el menor esfuerzo. O que a lo mejor eso que me gusta, o que me parece importante no lo será tanto si no oigo hablar de ello a los demás. O que hay que dejar las cosas en manos de los que entienden. En suma, que nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, muchas veces cuando ya es tarde, y otras veces llegando justo antes que las máquinas...
8. ¿Hay remedio? Repartidas así las responsabilidades, pudiera parecer que la cosa no tiene remedio, y que hay que conformarse porque así son las cosas. Nada más lejos de nuestro punto de vista. Veamos:
- Aunque a veces no lo parece, las cosas cambian. La Confederación Hidrográfica actual no es la misma que la de antaño. Por ejemplo, la horrorosa canalización que se hizo en el río Pas en Toranzo contra la opinión de muchos y con un coste de muchos millones de pesetas de entonces, hoy no se haría. De hecho, ahora toca pagar para arreglar algo, muy poco, ¡poquísimo! de aquel desaguisado: 328.277, 22 euros están presupuestados para el periodo 2022-2027, y 5.471.295,00 como inversión total; y eso solo para el chocolate del loro, porque los aspectos más negativos no se van a revertir, a pesar de que técnicamente es viable; si se considera inviable es por el coste y las repercusiones socioeconómicas. Se incluye, pues, este tramo del río Pas en el listado de Masas artificiales y muy modificadas, lo que puede traducirse, brevemente por: después del desaguisado, ajo y agua. Puede seguirse el razonamiento detallado del ajo y agua en las Fichas de justificación de designación de masas de agua artificiales y muy modificadas, página 2 y siguientes https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/apendice-i-1-fichas-de-justificacion-de-designacion-de-masas-de-agua-artificiales-y-muy-modificadas

El río Pas en el Valle de Toranzo, antes y después de la canalización.
El Pas en Toranzo: ¿Río, o colector?
Claro que, el que nos encontremos con que actuaciones pasadas han dado lugar a situaciones irreversibles que solo cabe lamentar, debería servir para que hoy fuéramos más precavidos. Porque, ¿cómo se explica que se hiciera algo que hoy parece tan irracional (¡también a la
Confederación Hidrográfica se lo parece!)? La respuesta tal vez sea: por la mentalidad de la época. Precisemos: la mentalidad de quienes tomaron las decisiones, por encima de otras opiniones, que fueron vistas con displicencia, cuando no con desprecio.
En gran medida esos factores desencadenantes están ligados a una cultura y a un modo de considerar el medio natural, habituales a lo largo del siglo XX, pero muy distantes del valor que hoy se le reconoce, dice la
Memoria del Plan Hidrológico, 2.2.5, página 40 https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/memoria-4 . En efecto, y está bien que la
Confederación Hidrográfica lo reconozca: en aquella época quienes tomaban las decisiones lo solían hacer sin tener en cuenta las ideas sobre ecología, conservación de la naturaleza, etc., que, independientemente de las preferencias que pudieran tener en su vida privada, consideraban como divagaciones ajenas a la realidad o a su protocolo de trabajo. Hoy ya no ocurre con respecto a los valores ecológicos, pero parece que sí ocurre con relación a los valores etnográficos o al paisaje. Solo así se explica la casi total ausencia de referencias a ellos en el
Plan Hidrológico. Pero, si la
Confederación Hidrográfica (¡y muchos más!) ha cambiado a mejor en las cuestiones relacionadas con la ecología, ¿no podrá cambiar también en otras cuestiones ambientales? ¿Las relacionadas con el paisaje, por ejemplo? Más tarde nos referiremos a ello.
- Sin entrar a valorar en qué medida la falta de implicación de las administracioes locales, u otros entes, se debe a su propia negligencia o a una posible inadecuación de la convocatoria, lo que no puede negarse es que falla la intermediación entre la Confederación Hidrográfica y la ciudadanía; así deben interpretarse casos como el que pusimos como ejemplo en el punto 6. No debe considerarse normal que los ciudadanos tengan que parar in extremis la acción de las máquinas, o que se encuentren ante la frustración de una destrucción consumada. Y el hecho de que la Confederación Hidrográfica se vuelva atrás de una decisión implica el reconocimiento de hubo un error por parte de alguien. Algo falla.
- Entre administraciones y administrados no debería haber enemistad, pero sí tensión: los administradores, en general, trabajan más y mejor cuanto más exigen los administrados, y cuanto mejor fluye la información en ambos sentidos; especialmente en los niveles más próximos a los ciudadanos (Ayuntamientos, Juntas vecinales). Por ejemplo, si el pedáneo sabe con tiempo que entre los planes de la Confederación está destruir el azud de X, probablemente proporcionará esa información a los implicados, y habrá (o debiera haber) debate, en lugar obstrucción a la labor de la maquinaria o lamentaciones ante lo que ya no tiene remedio. Pues bien, el flujo de información es ahora más fácil que nunca, gracias a los medios digitales: internet y las redes sociales, principalmente. (También es más fácil difundir bulos, y tal vez por ello están las administraciones cada vez más comprometidas con la transparencia, que debería haber sido siempre uno de los valores principales de cualquier democracia. Eso que salimos ganando).
9. Hablemos del paisaje.

Junto a las ruinas del molino de Bolao (Cóbreces), el azud: un rasgo sobresaliente del paisaje.
En el Plan Hidrológico y en la abundante documentación que lo acompaña apenas hay referencias al paisaje, y las que hay no son precisamente felices. Veamos.
- Una vez se valoren las afecciones a los distintos usos, se procede a valorar la afección al entorno. Por entorno debe entenderse no sólo el medio ambiente, sino también el ambiente humano, como lo son la arqueología, patrimonio, paisaje y geomorfología. En general, una repercusión significativa sobre el entorno existirá cuando el daño causado por las medidas de restauración exceda los beneficios generados por la mejora del estado de la masa de agua, lo cual dependerá de acuerdo con las circunstancias específicas de cada caso.
El párrafo precedente, que estaría muy bien entre los principios generales que informan el
Plan Hidrológico, lo encontramos en el
Anejo I Masas artificiales y muy modificadas, página 22 https://www.chcantabrico.es/documents/d/guest/anejo-i-masas-artificiales-y-muy-modificadas . Llama la atención que este, que debiera ser el criterio a tener en cuenta en todos los casos, solo se aplica a las posibles medidas restauradoras en el caso de
Masas artificiales y muy modificadas, lo cual ya resulta sorprendente. Pero hay más:
- En la Tabla 6 de esa misma página 22, refiriéndose al paisaje, se consideran los efectos sobre él de las posibles medidas restauradoras (como, por ejemplo, eliminar una canalización, o destruir un azud). Considera Afección alta la Afección a regadíos tradicionales y jardines históricos; Afección media, la Afección al patrimonio vernáculo y reducción de cultivos leñosos; y Afección baja, los Cambios en el patrón de cultivos no leñosos. Y nada más.
Sería para reírse, si no fuera por la destrucción de valores paisajísticos que pueden producirse, y de hecho se están produciendo, siguiendo esos criterios. Así se explica que la destrucción de
azudes se haga indiscriminadamente. Porque lo del
patrimonio vernáculo resulta tan vago que puede aplicarse como se quiera: ¿el paisaje lo es, o no?
El análisis es tan grueso que apenas resulta útil, y puede ser engañoso, como puede apreciarse cuando se desciende al detalle. Por ejemplo: ¿tendría un efecto positivo sobre el paisaje la eliminación del
azud de Fontibre? ¿Lo ha tenido la destrucción parcial del
azud del Molino Bustillo? (Véase, arriba, el punto 2. de este
Puntualizando).
No hemos encontrado en el Plan Hidrológico y la documentación que lo acompaña otras referencias al paisaje. Podría deducirse de ello que se considera desdeñable, o casi; por el contrario,
el paisaje es un elemento importante de la calidad de vida de las poblaciones en todas partes, dice en su
preámbulo el
Convenio Europeo del Paisaje, https://www.mapa.gob.es/es/desarrollo-rural/planes-y-estrategias/desarrollo-territorial/convenio.aspx al que España está adherida desde el año 2008; y esa adhesión nos compromete a
integrar el paisaje en las políticas de ordenación territorial y urbanística y en sus políticas en materia cultural, medioambiental, agrícola, social y económica, así como en cualesquiera otras políticas que puedan tener un impacto directo o indirecto sobre el paisaje, como expresa dicho
Convenio en su Artículo 5.d. (página 3).
- 2. Integración del paisaje en políticas e instrumentos sectoriales
- En el marco actual es particularmente importante:- que todos los instrumentos de ordenación y planificación territorial, sectoriales o parciales, cumplan con las indicaciones de los planes o estudios de paisaje;- que todos los instrumentos y programas de planificación, ordenación y gestión del territorio incluyan la dimensión paisajística en las fases de información y de ejecución;- que se prevean y pongan en práctica diferentes formas de concertación vertical y horizontal entre los organismos competentes;- que el enfoque paisajístico integral esté presente en los diferentes instrumentos sectoriales que marquen el territorio correspondiente.En particular, a título de ejemplo, la dimensión paisajística debería referirse a los programas de gestión energética, todos los tipos de programas y proyectos de infraestructuras y de transporte; los planes de cuenca hidrográfica;...
Se podrían citar muchos más párrafos de estos dos documentos abundando en la misma dirección, pero estimamos que queda ya suficientemente claro; recomendamos, eso sí, la lectura íntegra de ambos documentos.
No vamos a predecir el futuro; no nos atrevemos a tanto, porque sabemos que la realidad es compleja, y aficionada a romper la bola de cristal. Vamos a limitarnos a hacer una conjetura suponiendo que continuarán las tendencias actuales. Es decir, que la Confederación Hidrográfica seguirá durante un tiempo intentando mejorar la continuidad de nuestros ríos, mayormente mediante la destrucción total o parcial de los azudes; al menos, hasta que otro proceso interfiera en éste con suficiente fuerza. No es imposible, no sería la primera vez que sucede algo parecido. Sin ir más lejos, cuando la Confederación Hidrográfica tomó la decisión de encauzar el Pas en Toranzo, rompiendo la continuidad lateral con escolleras sobreelevadas y la continuidad longitudinal con traviesas de escollera, alterando gravemente la dinámica fluvial, siguiendo unos protocolos operativos que eran habituales en la época (aunque ya entonces chocaban con la sensibilidad de muchas personas, y con el parecer mejor informado del mundo científico más próximo a la geología, la biología, y, en cierta medida, a la geografía). Esas sensibilidades y pareceres discrepantes parecieron entonces desdeñables, y de hecho se desdeñaron; pero lentamente al principio, y de forma imparable ahora, se han impuesto como imprescindibles de forma casi generalizada (incluso en el Plan Hidrológico). Pues bien, algo así creemos que sucede con respecto al paisaje. La sensibilidad respecto a él, que siempre ha existido, se hace cada vez más consciente. El mundo académico se interesa por el paisajismo, no ya como un objeto de estudio meramente estético, sino como un elemento importante de la calidad de vida de las poblaciones en todas partes. Desde el mundo de la política se insta a integrar el paisaje en las políticas de ordenación territorial y urbanística, incluyendo los planes de cuenca hidrográfica...
A lo mejor es solo cuestión de tiempo. Pero mientras, van desapareciendo los bienes de interés patrimonial relacionados con el agua. Y, a medida que desaparecen, aumenta la nostalgia de quienes en otro tiempo los vieron funcionar (tal vez, por entonces, con indiferencia); y simultáneamente, aumenta la curiosidad de quienes no los han conocido. Con el tiempo aumenta la destrucción, y también el interés por conservar: en algún punto las curvas se encontrarán.

El molinuco de arriba, en Bárago, Vega de Liébana. ¿Le llegará el aplauso antes que la ruina?
No solo aumenta el interés; también la información acerca de las pequeñas cosas de interés local, y asimismo las posibilidades de convocatoria. Las redes sociales lo hacen. Es ahora mucho más fácil llegar antes que las máquinas, e impedir, o al menos hacer más difícil, la intervención no deseada. O hacerla pública, si no se ha conseguido detener. Y, entendámonos, a nadie le interesa la confrontación; tampoco a la Confederación Hidrográfica. Dicho de otro modo: si la Confederación Hidrográfica está dispuesta a renunciar a alguno de sus planes ante la oposición vecinal (y se dan casos), con mayor razón aceptará que el asunto se debata con tiempo y razonablemente. Más claro: si la información llega antes que las excavadoras, mejor para todos.

Interior del molino de Orzales (Campoo de Enmedio). Había sido condenado por la Confederación Hidrográfica del Ebro, y se ha salvado gracias a la oposición de los vecinos.
Cuestión de tiempo, tal vez; pero también cuestión urgente. Podemos imaginar un futuro (que, en vista de las tendencias, parece probable) en que se intente conservar lo que quede, y tal vez recuperar en parte lo destruido; en que no se vean tan solas las iniciativas que, como la ferrería y el molino de Cades, intenten dar más vida a zonas deprimidas y en riesgo de despoblación. Pero cuanto más tiempo pase hasta que eso llegue (si llega), más riqueza se habrá perdido por el camino.
Un aspecto de la ferrería de Cades: un ejemplo de puesta en valor de un bien patrimonial relacionado con el agua.