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martes, 30 de abril de 2024

Los molinos del Río del Escudo, I

   El río del Escudo nace en la sierra del mismo nombre y es un río pequeño, pero más que un arroyo. Transcurre por el municipio de Valdáliga y, en unos pocos kilómetros del final de su recorrido constituye el límite con el término municipal de San Vicente de la Barquera, en cuya ría desemboca. A lo largo de su recorrido y el de su afluente Arroyo de Bustriguado encontramos molinos interesantes, y hubo en la Edad Media una ferrería cuya maquinaria también era movida por el agua.


  A pocos kilómetros de su nacimiento, poco más abajo de san Vicente del Monte, encontramos ya el primer molino, transformado en vivienda de segunda residencia. Es el edificio principal de la fotografía. El de la izquierda es un garaje o almacén, y entre los dos vemos, hasta la altura del primer piso, el muro del estanque o antepara.


  La antepara, pequeña y alargada, está limitada por dos potentes muros. El que veíamos en la imagen anterior lo vemos ahora a la derecha de esta foto.


  El agua del río se captaba en una presa (hoy destruida) de una altura considerable, y se derivaba hasta el molino mediante una calcera cuyo arranque podemos ver en el centro de la fotografía, y que bordea la finca.


  Vemos aquí un detalle de la calcera, limitada por muros de piedra, en el primero de sus recodos. El montón de piedras que se ve hacia el fondo no tiene relación con el molino, salvo que provengan del desmantelamiento de alguna parte de la antigua presa.


  Después de mover la muela, el agua salía del molino por la parte opuesta a la antepara (por una fachada lateral, podríamos decir), a través de un pequeño cárcavo adintelado; y volvía al río por un corto canal.


  Poco más abajo, antes de llegar a La Herrería, encontramos el segundo molino, también transformado ahora en vivienda. Se ven claramente los muros que delimitan la antepara y el calce por donde llegaba el agua (desde la izquierda, en la foto).


  La antepara, larga y estrecha, es poco más que la prolongación de la calcera.


  Al fondo de la antepara se adivina el pequeño boquete por el que se canalizaba el agua, como es propio en los molinos de rodezno; pero se distingue también un arco, ahora cegado. Puede ser para descargar hacia los laterales el peso del muro, pero también pudiera ser testigo de un funcionamiento del molino con una maquinaria más primitiva, con rueda vertical, que necesitaba mayor caudal de agua.


  Aunque la presa ha sido desmantelada, se conservan las compuertas de paso del agua a la calcera, y del aliviadero. El edificio del fondo es el molino.


  El agua volvía al río a través de un cárcavo con arco de medio punto, y del cauce que vemos en la fotografía.


  En un cartel de información turística de la localidad de La Herrería leemos información interesante: de la antigua herrería queda poco más que el nombre. Y también, añadimos, las escorias que aún se encuentran en algunas tierras, y que están ahí desde la Edad Media.


  El Molinuco no se servía del agua del Río del Escudo, sino de un arroyo que baja del monte. Al parecer, estuvo en este lugar hasta comienzos del siglo XX, cuando fue destruido durante el trazado de la vía del Ferrocarril Cantábrico.


  Aguas abajo de La Herrería, sin llegar a Hualle, hubo otro molino, que vemos en el centro de esta fotografía aérea de 1957, cuando tal vez aún estaba en funcionamiento. La banda clara de la izquierda es la carretera de Treceño a San Vicente del Monte. El río circula, de Sur a Norte, por la derecha, asociado a manchas de arbolado, oscuras. Es claramente visible la antepara, y se adivina el trazado de la calcera.


   Actualmente se conservan estos elementos, pero no la presa, y el edificio, aunque conserva la misma planta, ha sido remodelado como vivienda de segunda residencia.


  En Treceño, muy cerca de la estación de ferrocarril (que vemos al fondo de la fotografía) existió un molino cuyo edificio (en primer término) ha quedado en una posición singular.


  En esta fotografía aérea está clara la situación hasta el final del siglo pasado: el molino está en una finca situada entre la línea férrea y una amplia curva del río. A la izquierda puede verse la presa, de la que arranca la calcera, y a la derecha el largo cauce por el que el agua volvía al río.


  Actualmente vemos la finca partida en dos por un nuevo cauce del río, que circula entre muros de escollera, y unidas las dos partes por un pequeño puente. Han desaparecido la presa y los cauces relacionados con el funcionamiento del molino. Se conservan, sin embargo, la antepara y el cárcavo, como pequeñas reliquias:


  La antepara...


  ...y el cárcavo.


  Aguas abajo, todavía en Treceño, encontramos el barrio de La Molina. En el centro de la fotografía aérea de 1957 vemos una finca atravesada por un cauce, que servía a un molino ya desaparecido.


 Actualmente ya solo queda el "fantasma" del cauce, visible a veces porque la vegetación responde de distinta mmanera a la tierra "antigua" y a la del relleno.

Queda mucho por delante, todavía en el Río del Escudo; y, como esta "entrada" ya se está haciendo muy larga, seguiremos en la siguiente, que será una segunda parte.