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martes, 16 de enero de 2024

Puntualizando, 5: ..."si un tiempo fuertes, ya desmoronados"...

  El joven de la recepción ajetreado, gente que entraba y salía... por fin pude preguntarle: ¿No hubo por aquí un molino? Respondió, amable: Ese señor de ahí te lo dirá mejor, y señaló a un señor en quien no me había fijado. Es mi padre, añadió. Y el hombre, un veterano, me señaló un sillón junto al suyo, y me contó. Que el molino siempre había sido de su familia. Y que dejó de ser negocio, y cerró. y que, años después, quiso él modificarlo para producir electricidad, la concesión de agua había caducado, y la Confederación Hidrográfica le negó la posibilidad de una nueva concesión... Y esa pared es lo que queda del molino. Una sólida pared de cal y canto, dentro de un camping en el que todavía se adivina por dónde discurría el agua.


La pared del antiguo molino, en el camping de Sopeña

  Y ojalá fuera el único caso. Y no sé de quién será la culpa de que se destruyan azudes y se desmoronen ruinas. A lo mejor un artículo periodístico de ayer, 15 de enero de 2024, nos puede ayudar a ver más claro:


martes, 2 de enero de 2024

Los molinos del Río de la Presa, I


   ¿Es esta la presa que dio nombre al río? Creemos que sí, y si no lo es merecería serlo: una solidísima construcción de enormes sillares, a la altura del barrio de La Herrería, en Cigüenza (junto a Novales, en el término municipal de Alfoz de Lloredo).



  ..."que es primero una casa donde se muele y luego una casa donde se vive y por último una casa donde se veranea", dice  Juan Gómez Bárcena en su magnífico e inclasificable libro "Lo demás es aire", refiriéndose a este Molino de Cigüenza. Y -añadimos nosotros- tal vez fue antes que nada una herrería que dio nombre al barrio, para la que se construyó la presa que dio nombre al río.
  Pero antes de seguir rio abajo de la Presa, nos detenemos en sus dos pequeños afluentes, que atraviesan el pueblo de Novales:



  ..."dixeron haver en este tres molinos arineros el uno propio de Dn Pedro de la Cuesta vecino deste con una rueda fundado sobre las aguas del rio de El Salar, el que muele dos meses al año por la poca agua"... , puede leerse en el Catastro que, a mediados del siglo XVIII, mandó hacer el Marqués de la Ensenada.



  Debe ser el Molino del Lavadero. Lo que queda de él puede verse, en efecto, junto al lavadero de Novales. El cárcavo, que era adintelado, está cegado con un tabique de ladrillos; y hubo otro piso superior, donde estaba la sala de molienda.



  Como puede leerse en el hastial izquierdo, el molino se reedificó en 1790. Es de suponer, por tanto, que ya existía en 1753, fecha del Catastro del Marqués de la Ensenada.



  Esta vista (actualmente dentro de una finca particular) corresponde al nivel superior. La calcera (ahora llena de hojarasca) traía el agua, por el borde del muro, hasta el molino y el lavadero. La antepara, más bien pequeña, puede verse en el ángulo inferior derecho de la foto. La sala de molienda estuvo hacia el ángulo inferior izquierdo; y podemos ver el arranque de una escalera para acceder al nivel inferior del edificio.



   Según el Catastro de Ensenada, había un molino en el  arroyo de San Miguel, que cruza el casco urbano de Novales. No hemos podido identificarlo, y suponemos que se ha transformado en vivienda, pero no sabemos en cual. ¿Esta, tal vez?



  "Y otro molino esta fundado sobre las aguas del rio Salas y Sn Miguel con dos ruedas y muele sin interrupcion todo el año y es administrado por sus propios dueños."  Suponemos que este es el que dio nombre al  barrio de La Ceña, o La Aceña.



  En el barrio de La Aceña, en este paraje del Parque Los Pelambres, está la presa (que ha sido rebajada) y la compuerta, que ha sido sustituida por dos placas de cemento.



  Más allá de la compuerta vemos un trozo de la larga calcera que llevaba el agua hasta el molino.



  Sigue la calcera a través del Parque...



...y entra en una finca particular a través de una reja en la base del muro.



  Y visto desde el aire, en 2017: en el ángulo inferior derecho de la foto vemos la calcera, que entra en la finca y discurre pegada al muro hasta que desemboca en una antepara que, a su vez, se encuentra con un grueso muro, que era la pared posterior del molino; a continuación, entre dos paredes laterales, estaba el cárcavo, y a partir de él se adivina el canal de salida, que se curva hacia la izquierda.



  En una fotografía reciente vemos la misma finca, con la antepara transformada en piscina, y nuevas construcciones, incluso en lo que fue el molino.



  La antepara transformada en piscina.



  Y, junto al muro del fondo, un rodezno de acero y una piedra de molino.

  Después de visitar sus afluentes, volveremos al Río de la Presa (que dejamos después de ver el molino de La Herrería); pero eso será en la siguiente entrada, que se llamará Los molinos del Río de la Presa, II. Y tendremos un guía de lujo: Juan Gómez Bárcena, a través de su libro Lo demás es aire:

  "La corriente divaga todavía algunos metros más entre los alisos y las hayas de la ribera, para más tarde venir a flanquear la iglesia de San Martín de Cigüenza, precisamente en el punto en que confluye con las aguas del arroyo de San Miguel. Ambos son cauces modestos, tanto que durante algún tiempo cuesta distinguir cuál es río y cuál afluente. Las propias aguas parecen indecisas, y tal vez por ello en el momento de la confluencia se ensimisman en un requiebro innecesario, como dudando lo que viene a continuación, si su nacimiento o su desembocadura.

  Gracias, Juan Gómez Bárcena. Nos seguiremos encontrando en los molinos del Río de la Presa. O, por mejor decir a partir de ahora: del Río de Toñanes.